La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la Agencia Espacial Europea están trabajando en emprender una misión llamada “Mars Sample Return” (“retorno de muestras provenientes de Marte”). El objetivo es claro: traer material de Marte a nuestro planeta y examinarlo.
El proyecto, pensado para realizarse a mediados del 2030, sufrió varios años de demora debido a la preocupación científica en cuanto a los posibles patógenos que se pueden encontrar en el material que llegaría a la Tierra. A este fenómeno se lo llama contaminación hacia atrás («backward contamination”): por el riesgo de que algún material de otro mundo afecte la biósfera terrestre.
Para prevenir que esto ocurra, la NASA va a actuar “como si las muestras procedentes de Marte pudieran ser la causa de la próxima pandemia”. Si bien estiman que las probabilidades de algún peligro son bajas, prefieren no arreisgarse: esto implica que las muestras van a tratarse de la misma manera que en los Centros para el Control y Prevencion de Enfermedades que manejan el virus del Ébola: con muchísima precaución.
Las muestras se van a conservar en una estación de recepción, donde se pretende que las mismas cumplan con un Nivel de Bioseguridad 4, nivel con el que los científicos tratan a los patógenos más peligrosos conocidos. El objetivo es que la muestra no contamine al planeta, pero que el planeta tampoco contamine a la muestra.
El problema es que no existen laboratorios que cumplan con estos requerimientos como pretende la NASA, de modo que se formó un equipo de científicos que recorrió algunas de las instalaciones diseñadas para la contención de horrores biológicos, equipados con salas minuciosamente esterilizadas y equipo innovador.
Este recorrido se realizó para buscar formas de optimizar la contención de las futuras muestras extraterrestres. Esta sería la primer misión que traiga muestras de otros planetas a la tierra.